domingo, 11 de diciembre de 2016

Mujer Maravilla

Tienes una parte de mi alma contigo, a cada paso que das, con cada suspiro y pestañeo. Así mismo debo mencionar que cada día que pasa te siento más única e inigualable, nadie nuca me hizo sentir el mismo cosquilleo todas las veces que estuve a punto de sentir su presencia. Te recuerdo, vida mía, te recuerdo, te veo, te escucho y te siento. No puedo expresarlo con simples palabras eres más que todo lo que alguien se puede imaginar, somos como un par de gotitas, hoy levanté la mirada y supe que era nuestro mismo cielo, que lo compartíamos, entre tantos millones de seres en este mundo, supe que estabas allí del otro lado, recordando que sin importar cuanto tiempo pase, tendrás un amigo, un incondicional, un apoyo real, quien te entiende y sabe tus gustos, nadie en el mundo sabe que adoras comer o beber, nadie sabe en el mundo tus películas y los libros, aquello que me derrite, eso que me llena. Solo eres tú, tan bella, sensible, agradable, amable, épica, gloriosa, maravillosa, irrepetible, inigualable. ¿Sabes que? No hay adjetivos, es que a ti no te cabe una calificación. Gracias por enseñarme a vivir aquello que no sabía que existía, por dejarme vivir mis sueños, por seguirme la cuerda en cada momento, por enseñarme del mundo que está ahí afuera, seguir mis pasiones, ese estilo de vida de los 80 o 90, mezclado con un millennial que nació en otra época. No hay lágrimas de tanta alegría como estas que me caen por el rostro, es que aún no me lo creo, eres tú, estás allí y aquí.

No Molestar

El ritmo cansino de la rutina diaria nos acaba, pasamos días esperando momentos superficiales, no logramos reproducir una alegría completa, no la conocemos. Suprimimos la rabia esperando que en algún momento tenga que explotar, pretendiendo inútilmente que no existe, como si no fuera un estado constante, nos transmitieron tristeza y amargura, a la vez nos ofrecieron máquinas con bonitos colores. Para que pensamos tanto en nosotros, si finalmente somos una gota en un mar más inmenso de lo que imaginamos. 
No hay tiempo de lamentos, o pesares, no podemos tener el lujo de ser sinceros, y admitir las derrotas, las que desde un principio supimos serían agrias, pero pusimos un colchón pretendiendo que no pasaba nada.
El tiempo decantará nuestro camino, sabrá que nos toca, pesares constantes, cuesta creer que las personas tengan felicidad, hay poca o ninguna.

Tanta veces nos dijeron que éramos buenos en algo...